Señoras y señores, permítanme presentarles la que, probablemente, es la peor película que he visto en mi vida. Hoy he sido objeto de una de las más horribles venganzas visuales de las que he tenido que pasar en mi vida, cortesía de un amigo que encontraba la película "Dogma" horrorosa. En venganza por aquella película, hoy he sufrido por este amable caballero en mi pobre y destartalado cerebro "Léolo", una infraproducción francocanadiense tan abyecta, vil y repulsiva que, como no, se merece ser comentada en este blog como la buena joya biodegradable que es. Se trata de puro y genuino estilo gafapasteril, pero con la salvedad de que el estilo gafapasta canadiense huele a rancio, a grasa y a pescado de mercado.

¡Enhorabuena, ha sido un niñ....! - Exclamó el hermano secreto y doctor de Joaquin Luqui.La historia de "
Léolo" gira en torno al niño del mismo nombre, un niño de imaginación enfermiza que fantasea con que, entre otras cosas, su madre fue
inseminada al
introducirsele accidentalmente en un mercado un tomate por la vagina que previamente había sido cubierto de semen por un
pajillero de
sicilia,
pais de origen de tan deliciosa fruta, así que se considera siciliano.
Léolo vive en un barrio pobre de
Montreal con su
disfuncional familia, que incluye unos padres obsesionados con que sus hijos caguen (cosa que logran
dandoles laxantes todas las noches), un hermano
musculitos llorón, Dos hermanas chaladas y un abuelo que intentó matarle cuando le salpicó de agua mientras nadaba en una piscina
hinchable.
Amor de abuelo. Después de eso, la
peli ya está bastante insoportable, pero como todo se puede destrozar un poco más y arrastrar más neuronas consigo, pues continua relatando entre otras cosas como son los
habitos masturbatorios de
Léolo, que consisten en el delicioso habito de coger un
hígado de animal, hacerle un agujero y ponerse con el
dale que te pego o
cascarsela mierntras su amor, una prostituta de origen siciliano, le corta las uñas a su abuelo en la bañera y le chupa los dedos del pie.
Leólo le coge manía a su simpático abuelo por eso (No porque intentara ahogarlo en su piscina
hinchable, ojo) e intenta asesinarlo aunque le sale mal.
A partir de ahora, cuando vayas a decir "Tengo jodido el higado", te lo pensarás dos veces.Al final, nuestro
amiguito se volverá loco y la
película se terminará, pero antes hay que ver cosas tan agradables como ver como la familia se come los
hígados que el propio
Léolo usa para sus actos de
autoamor, un primer plano de la entrepierna de la
oronda madre de
Léolo, o como uno de los
amiguitos de este niño se folla un gato por dinero. Pero ya qué más da, el cerebro ya se ha fundido hace un rato dejando un fuerte olor a chamusquina y ya observas el televisor
preguntándote que has hecho para merecer esto, y si en una vida anterior fuiste Herodes o un agente de la
SGAE y esto es un
reequilibrio del
karma.
Yuuuujuuuuu, gatiiiiiitoooooo.....
Mención aparte es la música de manicomio que usa la
película: Una letanía
lisérgica de monjes budistas
laringectomizados pronunciando "
Leolo" hasta el infinito es el tema que más oiremos,
ad nauseam y más allá.
Tambien oiremos una canción de misa... en castellano! en fin, como podréis comprobar, la
música parece elegida a dedo por un
gafapasta borracho de
absenta y
despues de haber escuchado una semana entera a
Bjork.
Léolo juega al ahorcado con su abuelo... si, es brutica la familia.Lo mejor del asunto es que semejante maravilla se ganó un premio del festival de
Valladolid de 1992 a la mejor
película de habla no inglesa, y entre otros muchos consiguió premios en
Cannes, Vancouver o
Toronto. Y encima la revista Time la considera una de las 100
películas más bellas de todos los tiempos! (Es oficial, la revista Time odia a sus lectores,
jojojojo) Yo por mi parte he descubierto qué es lo que ponen en
Guantanamo para que los presos
talibanes se suiciden en masa. Desgraciadamente, su director,
Jean-
Claude Lauzon, murió en un accidente de trafico en 1997 con lo que nos perdimos más escenas de
autoamor con
hígados y con gatos. Una lastima.
"Léolo" enseña cosas vitales, como por ejemplo lo que ocurre si te masturbas con gafas de buceo.